UN LOGRO CLAVE PARA LA PROYECCIÓN DE NUESTRAS LETRAS: YA SOMOS UN CENTRO PEN OFICIAL
Por Aquiles Julián
Presidente
del Centro PEN RD Internacional
El pasado
jueves 26 de septiembre, en medio del 90 Congreso Internacional del PEN en
Oxford, Inglaterra, Ethson Otilien, presidente del Centro PEN Haití, presentó y
ponderó para su aprobación al Centro PEN de República Dominicana, propuesto por
los Centros PEN de Haití y Argentina. Luego, María Farazdel (Palitachi), cabeza
de nuestra delegación y miembro de la dirección del Centro PEN RD se dirigió a
la asamblea.
Fue un
momento histórico.
Por
primera vez, los escritores dominicanos estuvimos representados en un Congreso
Internacional del PEN, la organización mundial de escritores fundada el 5 de
octubre del 1921 en Londres, Inglaterra, por la poeta Catherine Amy Dawson
Scott, conocida con el seudónimo de Sappho.
La gracia
y el encanto natural de María Palitachi sumaron puntos a la propuesta y hubo
una ola de aprobación, receptividad y aceptación que se expresó en el
acercamiento y la felicitación de las distintas delegaciones.
La
votación se haría en línea.
Más de 80
países representados votaron en la noche del jueves 26 y el viernes 27 se
dieron a conocer los resultados.
El 97% de
los delegados votó por aceptarnos e incorporarnos como Centro PEN.
María
Palitachi y Jimmy Féliz, delegados del Centro PEN RD Aspirante al 90 Congreso
Internacional del PEN en Oxford, Inglaterra, hicieron historia para nuestras
letras y para nuestra cultura.
Buen
trabajo.
97% de los Centros PEN votaron a favor de nuestra inclusión al PEN
Una antigua aspiración se concretó.
El nuevo
Centro PEN RD Internacional tuvo varios intentos que no llegaron a concretarse,
uno de ellos encabezados nada menos que por Juan Bosch, nuestro cuentista por
antonomasia, y figura mayor de nuestras letras, según nos comentó Andrés L.
Mateo, que lo acompañó en ese esfuerzo.
También,
según nos informó Basilio Belliard y en otra ocasión Mateo Morrison, hubo sugerencias
de escritores y líderes de otros Centros PEN para que los escritores
dominicanos se organizaran y se afiliaran al PEN Internacional. No
fructificaron. No se importantizó, entendió o se le dio seguimiento.
En 1997
participé de un intento de organizar a los escritores dominicanos. Uno de
tantos que se hicieron. En esa ocasión, formamos la Unión de Escritores
Dominicanos, UED, y elegimos a Víctor Villegas como presidente. Fui electo como
parte de esa dirección. En búsqueda de apoyo, fuimos donde Manuel Rueda y nos
recibió positivamente. Y recuerdo también un almuerzo en El Mesón de la Cava
con Efraím Castillo, receptivo por igual.
Iniciamos,
con mi sugerencia y coordinación, una actividad mensual presencial en la
Biblioteca Nacional. Todo iba muy bien hasta que el ciclón George en su
devastación, desmanteló en la práctica la incipiente Unión de Escritores
Dominicanos. Nunca volvimos a reunirnos. Víctor Villegas siguió ostentando el
título honorífico de presidente de la UED, pero en los hechos, ya no existíamos
orgánicamente. Y para mí fue una nueva frustración, porque perdíamos una
oportunidad de crear las bases para lograr una filial del PEN Internacional en
nuestro país.
No
obstante, seguí sembrando la idea entre escritores amigos, buscando
interesarnos, animarlos, hasta que las circunstancias crearan la oportunidad.
Mi mayor obstáculo era desconocer cuál era el procedimiento. Intenté hacer
contacto con el Centro PEN Puerto Rico infructuosamente, escribiéndole a su
entonces presidente. Y nunca se me ocurrió escribir directamente a Londres. Un
error.
No es
sencillo forjar una organización de escritores en República Dominicana, porque aquí
nadie vive de la literatura y, por lo mismo, no hay intereses económicos que
nos obliguen a juntarnos. Por igual, la maledicencia, las bocas sin filtro, las
expresiones descalificatorias y la subestimación de todo el que garabatee una
letra que ha proliferado como cultura disociadora en nuestro medio nutre
malquerencias e inquinas.
Por fin,
el año pasado, contacté a Mairym Cruz-Bernal, poeta puertorriqueña, y ella
gentilmente compartió contactos y nos animó en el propósito. Y ese paso nos
llevó a Oxford.
Jimmy Féliz y María Farazdel (Palitachi), delegados del Centro PEN RD al 90 Congreso Internacional del PEN en Oxford, Inglaterra.
¿Quiénes pueden ser miembros del Centro PEN RD?
El Centro
PEN RD Internacional es la casa natural de los escritores de ficción y no
ficción (incluyendo libros docentes, técnicos, profesionales, de hobbies y
deportivos), editores, traductores, letristas, redactores, académicos,
periodistas y blogueros. Y, por igual, como Amigos del PEN, de todos los que
aprecian, valoran y se interesan por la literatura, la lectura y el derecho a
la creación y a la libre expresión. Eso incluye individuos y organizaciones (asociaciones,
empresas, instituciones, etc.).
El PEN es
una sombrilla que ampara a todos los escritores dominicanos, residan donde
residan, y también a los autores, editores, periodistas, traductores, letristas,
redactores, académicos y blogueros de cualquier nacionalidad que residan en
República Dominicana o se interesen en ser parte de nuestra comunidad
intelectual.
Y la
clave de la convivencia es la tolerancia, el respeto, la aceptación y el
entendimiento de que no hay un juicio de valor sobre el escrito. De igual
manera, que no es la contemporaneidad la que establece ni la calidad ni la
permanencia en el tiempo de una obra, nos agrade o no la idea. Cada persona tiene
derecho a tener sus gustos, preferencias y juicios, pero el descalificar al
otro no es ni sano ni inteligente. Es presuntuoso, de hecho.
Somos una
organización de puertas abiertas, no excluyente sino, al revés, incluyente y
receptiva. Y, además, una sombrilla bajo la que cobijarnos, nunca una camisa de
fuerza. Un medio de apoyo, reconocimiento, estímulo y protección, adscrito a
los principios fundamentales del PEN que son, en todo, los principios y valores
que norman mi vida y que juré defender: 1. Libertad de pensamiento, 2. Libertad de creación. 3. Libertad de expresión. 4. Libertad de dar, recibir y divulgar
información. Esos principios son sagrados.
Ethson Otilien, del PEN Haítí, Alicia Quiñones, del PEN Latinoamérica y María Palitachi, del PEN RD
El proceso a la aprobación
Toma
aproximadamente un año el proceso de lograr la aprobación de un Centro PEN.
Primero,
solo se realiza en un congreso internacional que se celebra una vez al año. El
primero que se realizó fuera de Europa, fue en Argentina en 1936, país donde se
realizó también el primer congreso de Centros PEN de América Latina en el 2018.
El 90 Congreso originalmente se iba a
realizar en Chile. A última hora fue movido a Oxford, Inglaterra. Eso dificultó
una mayor presencia dominicana, por el tiempo requerido para emitir un visado
por parte de Inglaterra.
Debemos a
la poeta puertorriqueña Mairym Cruz-Bernal el abrirnos los contactos tanto con
Daniel Nina, presidente del Centro PEN Puerto Rico, como con Alicia Quiñones,
directora regional del PEN para Latinoamérica.
Daniel
nos informó que también las poetas Máxima Hernández, Solangel Román y Evelyn
Ramos, del grupo literario dominicano Mujeres de Roca & Tinta mantenían
interés en la conformación de un Centro PEN en República Dominicana.
En vez de
iniciar un tirijala, buscamos unificar esfuerzos, sumar buenas intenciones, en
aras de dotar a nuestra literatura y a nuestros escritores de un instrumento
representativo con renombre internacional.
Daniel
Nina nos desafió y aceleró: decidió que una delegación del Centro PEN Puerto
Rico visitaría nuestro país en octubre. Asumimos el compromiso de forma
temeraria.
El
viernes 13 de octubre una comisión de la dirección del Centro PEN RD,
encabezada por mí, Máxima Hernández y otros fuimos a recibir a la delegación
del Centro PEN Puerto Rico. Vinieron Daniel Nina, presidente del Centro PEN
Puerto Rico, Adalberto Núñez, Sherybell Bigio Rosa, Sandro Alcántara, Ebenecer
López Ruyol y José Rabelo.
Aquellos
dos días de octubre, sábado 14 y domingo 15 fueron históricos.
El sábado
acudimos a una ofrenda floral al busto de Eugenio Ma. de Hostos, en antillano
universal, en la Facultad de Educación de la UASD.
En la
tarde, la colaboración de la Biblioteca Nacional que nos cedió la sala Aída
Cartagena Portalatín, convocamos a los
escritores dominicanos a una Asamblea
constitutiva
del Centro PEN República Dominicana. Y la asistencia desbordó
cualquier
expectativa. Se llenó el salón. Hubo participantes que acudieron desde
Santiago,
el Sur, el Este. Los directivos fuimos juramentados por Daniel Nina,
presidente
del Centro PEN Puerto Rico. Y Mateo Morrison, presidente de honor
del
Centro PEN RD, juramentó a todos los presentes como miembros. Luego
participamos
en una fiesta de textos: Reunión bajo dos banderas, en que leímos
poemas y
microrrelatos de forma abierta.
Al día
siguiente, hicimos un evento: Del borrador al poema, en que participamos como
expositores Mateo Morrison y yo.
Esas
actividades fueron cubiertas, financieramente, por los aportes voluntarios de
miembros del Centro PEN, como Raúl Bartolomé, Miguel Yarull, Máxima Hernández,
Aquiles Julián y otros, y aportes en servicio: traslado de invitados, en
distintos grados de colaboración imposibles de no reconocer.
El momento histórico en que se anunció nuestra aprobación
Honrar a nuestras glorias
Dos actos
importantes ocurrieron a continuación.
Propusimos
14 escritores dominicanos a los premios Hemingway y, por primera vez,
propusimos a cuatro escritores dominicanos de claros méritos al prestigioso
premio Cervantes, el Nobel de la lengua española.
Igualmente,
procedimos a defender la XXIV Feria Internacional del Libro, injustamente
atacada, y que resultó la mejor de todas las ediciones, la Feria en que se
dignificó a autores, editores, expositores, invitados y al público, y que
constituyó un hito en su organización, orden, asistencia, participación,
concurrencia y limpieza.
Para
mantener la relación con nuestra base de miembros, empezamos por un lado a
invitar y conectar, algo que está a medio hacer y que ahora vamos a relanzar, a
los escritores a que se afilien al PEN y a mantenerlos al día en las
informaciones, así como a invitarlos a los encuentros virtuales de los jueves
en que hemos lanzado distintas iniciativas.
No es
sencillo sostener un esfuerzo en nuestro país, de manera desinteresada. Solemos
ser dados a la ebullición momentánea y luego a la apatía. Mi experiencia con la
Unión de Escritores Dominicanos que presidía el poeta Víctor Villegas me
aleccionó. La clave era la consistencia. Y el marchar hacia adelante con los
que estuvieran dispuestos.
Lanzamos
iniciativas como la del cuento noir, de las fiestas de microficción, el taller
sobre el soneto clásico que impartió Ramón Saba, el taller sobre el ensayo que
me tocó impartir, y sobre el poema que impartieron Víctor Bidó y también César
Zapata.
Hicimos
una aproximación con el alcalde de Piedra Blanca, Bonao, para reabrir la
biblioteca municipal, junto a German Cabreja. Y firmamos un acuerdo de
colaboración con la Asociación Nacional de Directores de Centros Educativos,
ASONADEDI.
Fuimos
entrevistando a escritores tanto locales como de la diáspora, y amigos de otras
latitudes como la poeta mexicana Marlene Zertuche, el narrador y editor cubano
Amir Valle residente en Alemania, Graciela Scarlatto, poeta y editora argentina
y a Gabriel Seisdedos, presidente del Centro PEN Argentina y miembro de la
Dirección del PEN Internacional.
Hicimos, por igual, el lanzamiento tanto presencial como virtual de tres obras de Efraím Castillo, de la novela de Aurora Arias; de Guapo, la novela de Miguel Yarull, y entrevistas a nuestros creadores: Reynaldo Disla, Juan Carlos Mieses, Kianny Antigua, Roberto Marcalle Abreu, Máximo Vega, Edwin Disla, Manuel Núñez, César Sánchez Beras, Keysi Montás, Edgar Smith y otros.
Delegados de los Centros PEN de Guatemala, Chile, Argentina y Cuba (en el exilio) felicitan y dan la bienvenida al nuevo Centro PEN RD
El camino a Oxford
Muchos
nos mentalizamos con el 90 Congreso Internacional del PEN que se celebraría en
Chile. Finalmente hubo un cambio de rumbo.
Fuimos
llenando los requerimientos que tanto Pavlo Bilyk, responsable de los Centros
PEN a nivel mundial, desde Ucranía, y Alicia Quiñones, desde México, quien nos
guió como responsable del PEN Latinoamérica, fueron requiriendo.
Y
dependimos siempre de la colaboración y buena voluntad de la base de miembros.
Así
sucedió cuando nos pidieron las biobibliografías de los miembros. O cuando nos
pidieron las firmas de la primera parte de los principios.
También recibimos
una copia de Estatutos del Centro PEN Argentina que nos suplió Gabriel
Seisdedos como modelo. Y elaboramos el Plan de Trabajo para los próximos dos años.
El camino
a Oxford no era simplemente aparecerse allí. Había requerimientos previos.
Ese
camino fue cubriéndose honrosamente.
Hicimos
en todo el proceso varias conferencias por ZOOM entre ellas, la última, con
Romana Caccioli, de la dirección internacional del PEN.
Y fuimos
el único Centro PEN aspirante que llenó los requisitos para ser presentado a la
consideración en el 90 Congreso.
Aprovechamos
para hacer contacto con el Centro PEN Haití y su presidente Ethson Otilien y
nos proponemos activar la relación con todos los centros PEN, empezando por los
latinoamericanos.
Y con el
propósito de expandir el conocimiento de nuestra literatura, hemos formado una
muestra de PDFs de libros dominicanos para compartir. No podemos seguir siendo
una literatura desconocida, porque se escribe para ser leído.
Y |merecen ser reconocidos todos los que formaron el equipo que dirigió ese logro: Máxima Hernández, Solangel Roman, Julio Cuevas, Fari Rosario, Daniela Cruz Gil, Elsa Báez de Amorós, Evelyn Ramos Miranda, German Cabreja, Juan Freddy Armando, Isael Pérez, Leibi Ng, Luis R. Santos, Raúl Bartolomé, Luis Reynaldo Pérez, Marivell Contreras, María Palitachi, Miguel Yarull, Marlon Anzelotti González, Omar Messón, Rafael Peralta Romero, Sandra Tavárez, Sol Lora y Valentina Oliva, además de mi persona. Sin ellos, esto no habría sido posible.
María Palitachi dirigiéndose a la asamblea del PEN Internacional |
Todas las voces se congregaron en una voz
Si algo
hicimos fue abrir a todos los miembros interesados la invitación al 90 Congreso
Internacional del PEN en Oxford, Inglaterra.
No
restringimos la oportunidad.
Y para
todos los que manifestaron interés en asistir se solicitaron cartas de
invitación que nos proporcionaron y que con premura reenviamos a cada
interesado.
Desde
Estados Unidos expresaron su interés en asistir María Farazdel (Palitachi),
Jorge Piña y Karina Rieke. Lamentablemente, tanto Jorge como Karina a última
hora no pudieron estar presentes.
Desde
España Santa Morel. Tampoco pudo asistir.
Y desde
República Dominicana varios nos comprometimos a asistir.
En
nuestro país hubo un factor que no conocíamos: el tiempo que suele tomarse el
consulado de Inglaterra en procesar un visado.
Por
fortuna, Jimmy Féliz, quien se movió con anticipación, obtuvo su visado a
tiempo. Fue el único que pudo asistir desde República Dominicana. Palitachi
viajó desde Miami, donde reside.
Gestionamos
con el PEN Internacional apoyo y se obtuvo que se cubriera la estadía, hotel, inscripción
y otros gastos, tanto de Maria Palitachi y Jimmy Féliz.
En
Londres, Alicia Quiñones fue un apoyo extraordinario. Ethson Olitien, del
Centro PEN Haití, acordó hacer la
ponderación del Centro PEN RD al Congreso.
Y el
jueves 26 de septiembre, María Palitachi habló a los presentes en nombre de los
escritores dominicanos. Habló en nombre de Domingo Moreno Jimenes y los
postumistas, de Marcio Veloz Maggiolo y Salomé Ureña de Henríquez. En nombre de
César Nicolás Penson, Gastón Deligne, Pedro Henríquez Ureña y de Máximo Aviles
Blonda. En su voz estaban representados Virgil Díaz, José Joaquín Pérez, Virgilio
Díaz Grullón, Franklin Mieses Burgos, Andrés Avelino, Pedro Mir, Héctor
Incháustegui Cabral, Tomás Hernández Franco, Manuel Rueda, René del Risco
Bermúdez, Efraím Castillo, Mateo Morrison, Enrique Eusebio, Norberto James y
Ramón Marrero Aristy.
Se
presentó y nos representó. Con el porte de Aída Cartagena Portalatín, la gracia
Jeannette Miller y la fuerza de Hilma Contreras. En ella se encarnaba un viejo
anhelo de unión y de fraternidad. En sus palabras reververaron nuestros
grandes: Antonio Fernández Spencer, de Mariano Lebrón Saviñón, de Manuel
Llanes, de Lupo Hernández Rueda, de Soledad Alvarez, Alexis Gómez, Roberto
Marcallé Abreu, Tony Raful, José Enrique García, Carlos Esteban Deive y Andrés
L. Mateo y tantos otros.
En ella
estuvimos todos y por todos habló. Por los pasados y por los presentes. Y más
que nada, por los futuros.
Pidió a
nuestros pares, a los escritores de más de 80 países presentes, a los más de
145 Centros PEN existentes que nos acogieran, que abrieran un espacio para los
escritores dominicanos que acudíamos a Oxford para integrarnos a la institución
literaria centenaria más prestigiosa y meritoria.
Y se ganó
el corazón y el reconocimiento de los presentes, que saludaron su
participación.
El
resultado fue un 97% de aprobación.
Lo
recibimos con alborozo.
Hay mucho
por hacer, por congregar, por alcanzar.
Pero ya
tenemos un instrumento que nos valida internacionalmente y nos abre puertas.
Ya
República Dominicana, sus escritores, su literatura, cuenta con su propio
Centro PEN Internacional.
Grandes
cosas están por llegar.
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