¿CÓMO MOVERNOS DE LAS METAS DE APRENDIZAJE AL APRENDIZAJE?: UNA ESTRATEGIA PARA TRABAJAR LOS LIBROS.
Por Aquiles Julián
Presidente
del Centro PEN RD Internacional
Nos gusta
aprender sobre lo que nos apasiona, lo que conecta con nuestros intereses,
nuestros talentos y dones, nuestra vocación.
El
cerebro, esa formidable máquina de aprender que todos poseemos, lo disfruta
tanto que todo lo subordina a ese propósito.
Se nos
olvida comer, dormir, embebidos en el aprendizaje.
Esa
experiencia todos la hemos vivido. Nunca hemos disfrutado más. Es el pico de la
Pirámide de Maslow, porque estamos en La Zona, vivimos el nivel
de autorrealización.
Piense en
Edison, durmiendo sobre una mesa de madera en su laboratorio, incapaz de
alejarse de su zona de trabajo que era también su zona de experimentación y
aprendizaje, y me entenderá.
![]() |
Thomas Alva Edison durmiendo en una mesa de su laboratorio |
Es la
experiencia máxima, la plenitud.
Y podemos
aprender a alcanzarla y mantenerla, porque todos tenemos intereses, vocaciones,
talentos y dones sobre los que podemos construir nuestra excepcionalidad, ya
que todos nacimos para brillar, para aportar y ser excepcionales.
Si
entendemos lo anterior, veremos cuán estúpida es la sociedad que hemos
construido que busca adocenarnos, mediocrizarnos, cualquierizarnos, cuando eso,
en vez de beneficiarnos, nos empobrece, bestializa y perjudica a todos, sin
excepción.
¿Por qué?
Porque el otro nos expande, nos complementa, nos completa y nos engrandece, ya
que aporta lo que nos falta.
Y hasta
que no entendamos lo anterior, viviremos en la prehistoria social, en un
estadio prerracional y prehumano, porque no vemos la riqueza que hay en cada
persona y creeremos que hundir al otro es lo que nos permite sobresalir, cuando
es al revés.
No somos,
todavía, para nada una sociedad civilizada y humana, sino un estadio del
salvajismo, por más bombo que nos demos.
Dina Sanichar El caso del niño criado por lobos |
Conciencia, responsabilidad y compromiso
Hay una
etapa en que dependemos de otros para existir y ser que, en los humanos como
especie, es la más larga.
No es que
somos seres sociales, es que, sin la sociedad, sin los demás (porque incluso
nuestros padres pertenecen a los demás, por cierto), no hay posibilidad de
existencia alguna, como especie.
Aunque
tenemos mitos, como el de Rómulo y Remo, el mito romano de los niños criados
por una loba, los casos empíricos de niños criados por animales, como el de Dina Sanichar, probaron que
sus cerebros habían perdido la posibilidad de ser humanizados, fueron incapaces
de adquirir las mínimas habilidades humanas, eran fieras con forma humana, más
inhumanos que los animales domésticos.
Hasta los
primeros 8 a 10 años es crítico la dependencia de nuestros padres y tutores y
nuestro grupo social. Como especie, el destete psicosocial ocurre de manera muy
tardía, a los 12 o 13 años, cuando inicia la adolescencia.
Y ahí
buscamos la inserción, la aprobación, la aceptación y el reconocimiento del
grupo: amigos, pandilla.
Son los
años turbulentos de la adolescencia, cuando los padres pierden el control y la
influencia sobre sus hijos.
Y en esos
años es que conviene que empiecen a desarrollar su conciencia, su
responsabilidad y su compromiso, tareas que hay que promover desde los centros
educativos.
Richard Buckminster Fuller |
La importancia de leer y de los libros
¿Qué
posibilitó la escritura, los libros y la lectura? Dialogar con las mentes más
brillantes y agudas de la humanidad y dar continuidad a la construcción de un
bagaje cultural que creció año tras año, por milenios.
Ahora
vivimos un tiempo extraordinario, en que lo que antes tomó milenios y luego
siglos, hoy se multiplica en pocos años.
Y la
velocidad de crecimiento de la información, tanto en cantidad como en calidad,
es sorprende.
El inventor, arquitecto y escritor norteamericano Richard Buckminster Fuller desarrolló la denominada Knowledge Doubling Curve (curva de duplicación del conocimiento), mediante la cual mostró cómo en 1900, la humanidad duplicaba todo su saber cada 100 años; en 1945, cada 25 años y, en 1975, cada 12 años.
Antes del
desarrollo de las aplicaciones de inteligencia artificial se estimaba que el
conocimiento se duplicaba cada dos años. En el 2020, Amitabh Ray estimó que el conocimiento (más bien, el volumen de información disponible), se duplicaba cada 12 horas. Eso significa dos veces por día. ¿Y ahora, con la inteligencia artificial en boga? .
Un
indicador puede sernos útil, evaluando la propagación de los nuevos medios. A
la radio le tomó 38 años llegar a tener 50 millones de usuarios; a la TV le
llevó 13 años, al Ipod solo 4 años, a la Internet 3 años, a Facebook 1 año y a
Twitter sólo 9 meses.
Y hoy,
vivimos una prodigiosa época para el acceso a la información. El libro digital
y los documentos en línea, la nube, las redes sociales, son potentes recursos y
el intercambio entre personas con intereses afines alcanza el ámbito mundial. Y
dentro de poco ni siquiera el idioma será una barrera.
Nuestro
recurso más valioso son los libros, porque han sido desde miles de años el
medio ideal para organizar, estructurar, conservar y compartir la información,
las ideas, la imaginación y las anticipaciones de las mentes más útiles y
valiosas de la humanidad.
Ahora,
antes que ir a los libros, conviene definir qué información nos interesa
adquirir.
Además de
establecer nuestra meta de aprendizaje, es apropiado emplear un valioso recurso
para saber qué sabemos y qué nos faltaría por saber.
Esa
herramienta es elaborar un mapa mental.
Tony Buzan |
El valor de realizar un mapa mental
Debo
empezar por declarar mi admiración, gratitud y respeto por más de 40 años a
Tony Buzan, una de las personas que más han influido en mi vida intelectual y
profesional.
Llegué a
pensar crear en RD un Buzan Centre, por mi admiración por este inglés
que tanto ha hecho por la humanidad, la inteligencia y el pensamiento.
Uno de
los grandes aportes de Buzan es el mapa mental.
¿Qué es
un mapa mental? Es un diagrama o representación gráfica en que incluimos
información, dibujos, flechas, líneas, colores, formas, etc., sobre un tema, lo
que nos permite trabajar de manera conjunta a nuestro cerebro lógico y racional
como el creativo y artístico, para estructurar la información.
La
estructura normal de un mapa mental, que también llaman neuroformato, suele
ser radial (aunque hay otras opciones: secuencial, longitudinal, etc.), con el
tema mayor al centro y de allí se desprenden subtemas o ramas periféricas y
alrededor de esos subtemas se agrupan conceptos claves de una, dos o tres
palabras, bien condensadas, con la información valiosa a ese subtema
específico.
El mapa
mental no solo nos sirve para recopilar la información que poseemos, sino
también nos ayuda a detectar información necesaria que no poseemos.
Tres tipos de libros y tres tipos de lectura
Los
libros se agrupan en tres grandes categorías.
Los
libros de crecimiento espiritual.
Los
libros de imaginación y creación.
Los
libros técnicos, científicos y de formación.
Cada una
de esas grandes categorías tiene un tipo de lectura que le es adecuado. Como
somos parte de la tradición judeocristiana, empezaré por el libro de libros,
esa compilación de libros que llamamos La Biblia.
Bien,
según la propia Biblia, ella no se lee. ¿Qué se hace con La Biblia? David lo
explica en Los Salmos:
“En Tu palabra medito noche y día”.
La Biblia
se medita.
Ahora,
hay libros para la recreación, el disfrute, la imaginación. Son los poemarios,
cuentos, novelas, dramas y ensayos literarios. Esos libros se leen, porque
operan sobre las posibilidades y las alternativas, sobre realidades opcionales,
exploratorias.
En los
libros de imaginación lo que importa no son los datos, sino elementos como la
forma de expresión, las imágenes, el ritmo, la arquitectura, la creatividad, la
belleza.
Es una
lectura para degustar, paladear, disfrutar.
Así que
estos libros se leen, entendido como el placer de hacerlo. Se lee por placer y
hacerlo produce placer.
Ahora
tenemos un tercer tipo de libros: los profesionales, técnicos, académicos y de
formación. Y aquí lo que cuenta es mover información de la página al cerebro
del lector.
Y eso es
un trabajo de tipo intelectual.
Estos
libros, pues, no se leen, estos libros se trabajan.
Y ese
trabajo tiene procedimientos y recursos que lo aceleran y que aspiramos a ir
mostrando y compartiendo, para que más personas lean de manera eficiente y
profesional los libros de esta categoría.
Los cuatro tipos de información disponible en un libro
Los
libros técnicos, científicos y de formación no se leen, se trabajan, repetimos.
Es una
acción de transferencia de información desde las páginas a la mente, a través
de una operación de la que la lectura es una parte, pero no la única.
Con
respecto a nuestros propósitos, a nuestras metas, la información existente en
un libro no es uniforme en su valor y pertinencia.
Y entra
en una de cuatro categorías con respecto a la meta:
Uno:
Conocida y Relevante
Dos:
Desconocida y Relevante
Tres:
Conocida y no relevante
Cuatro:
Desconocida y no relevante.
Si
llevamos esto a un eje cartesiano, se vería de esta manera:
Es claro
que los cuadrantes C y D, la información no relevante, sea conocida o
desconocida, no vienen a cuento y dedicar tiempo a las páginas con este tipo de
información es un desperdicio, carente de valor inmediato. El número de estas
páginas varía de un libro a otro, pero suele ser alto en muchos libros.
Las dos
siguientes categorías responden a la información relevante, tanto la conocida
como la desconocida.
En la
información conocida estamos refrescando algo que ya sabíamos.
En la
desconocida, la más importante de todas, estamos adquiriendo nueva información.
El primer
paso, entonces, es poder discernir en cuál categoría cae cada una de las
páginas de un libro, antes de dedicar trabajo (porque se trata de eso, un
trabajo intelectual, entendiendo por trabajo la dedicación de un tiempo y un
esfuerzo a la producción de un resultado útil y positivo) a un libro, hay que
enfocar el esfuerzo en lo que es relevante y pertinente.
De ahí
que conviene aprender a hacer una revisión previa de un libro y ubicar dónde
está cada una de estos cuatro tipos o categorías de información, marcándolas,
para poder concentrar la atención y el esfuerzo de lectura en las partes
realmente significativas y convenientes.
Precisamente,
vamos a compartir en el siguiente artículo un procedimiento para hacer la
prelectura y la codificación en colores del contenido, al igual que la
importancia de modular la velocidad de lectura para optimizar nuestro tiempo de
lectura, de manera que agilicemos el esfuerzo lector y seamos más productivos.
Este es
un prerrequisito para calificar como un lector eficiente.
Y muchos,
demasiados, lo desconocen.
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