¿CÓMO SE REALIZAN LA PRELECTURA Y LA CODIFICACIÓN EN COLORES?
Por Aquiles Julián
Presidente
del Centro PEN RD Internacional
¿Por qué
importa convertirnos en lectores eficientes? Casi la totalidad de los escasos
lectores que tiene nuestro país son lectores empíricos. Nunca han hecho un
entrenamiento en lectura eficiente. Lo peor es que no lo saben. Y como se
comparan con quienes no leen, se sienten satisfechos.
Hay otra
especie que bracea en las aguas de la simulación. Fingen que leen, pero en realidad
no pasan de lo que alguna vez Humberto Frías, mi amigo de adolescencia, desde
cuando él vivía en la José Martí, tildaba de “lectores de solapa y
contraportada”. Puro bulto.
Ahora
bien, en un mundo en que ya en el 2020 se consideraba que cada 12 horas
duplicaba el volumen de información, leer lento, ser un lector ineficiente, es
suicida.
El
ejecutivo hindú Amitabh Ray, autor de The second arrow (la segunda
flecha), expresa en un artículo:
“Hubo un
silencio de asombro cuando le dije a un grupo de jóvenes estudiantes que los
trabajos del mañana, para los que se estaban preparando hoy, aún no se han
inventado. Recibí una respuesta similar cuando dije que las cosas que se
enseñan hoy en nuestras escuelas y universidades serían redundantes cuando los
estudiantes se gradúen. Dos cosas están sucediendo al mismo tiempo: la
velocidad de la tecnología está aumentando exponencialmente y, sin embargo,
nunca ha sido tan lenta como lo es hoy; y en segundo lugar, el volumen de
conocimiento que se genera desconcierta. El volumen de conocimiento se duplica
cada 12 horas, la tasa de duplicación solía ser de 25 años en 1945. La
velocidad con la que avanza la tecnología es el motor que está revolucionando
nuestras carreras, transformando vidas y perturbando las economías. Aún más
trágica es la enorme brecha digital que se está creando. Los niños
desfavorecidos que carecen de acceso a dispositivos y conectividad se están
quedando atrás. Esto no sólo nos va a costar su futuro, sino también el futuro
de muchos países como la India.”
El habla
de la India, su patria. Yo leo República Dominicana, la mía.
Misma
tragedia.
Amitabh Ray |
Su
reflexión es oportuna. Y conste que es del 2020 y estamos en el 2024.
“El
mantra de supervivencia también ha cambiado. La destreza digital para todos ya
no es opcional, sino una habilidad imprescindible, de lo contrario nos
enfrentamos a la redundancia. El Foro Económico Mundial (FEM) ha publicado un
informe sobre la "revolución de los robots" que crearía 97 millones
de puestos de trabajo en todo el mundo, pero destruiría casi la misma cantidad,
dejando a algunas comunidades en riesgo. Los trabajos rutinarios o manuales en
administración y procesamiento de datos son los que corren mayor riesgo de
automatización, dijo. En realidad, esto no es tan sorprendente; la escritura ha
estado en la pared durante bastante tiempo. Esta redundancia no perdonará ni
siquiera a la profesión tecnológica, que se considera una fuerza disruptiva en
sí misma.”
¿Y cuál
es, según el Dr. Ray, la solución? Si quieren sorprenderse, háganlo.
Exactamente la que hemos planteado en esta serie de artículos:
“Es hora
de que también se hable de ¿cómo mantenerse relevante en medio de este
crecimiento exponencial del conocimiento? La respuesta es sencilla: aprendizaje
líquido o aprendizaje continuo. ¡Mi mantra ha sido aprender, desaprender y
reaprender! Como dijo una vez Albert Einstein: “una vez que dejas de aprender,
empiezas a morir” y yo también creo que es la única manera de mantenernos
verdaderamente vivos.” (negritas mías, AJ)
Parodio a
Jesús: el que tenga entendimiento para entender, que entienda.
Sobre ese
tema volveremos a machacar una y otra vez. Se necesita hacerlo, porque si usted
se golpea con los nudillos el cráneo verá que es duro, muy duro. Hay que
insistir una y otra vez para que una idea penetre ese caparazón óseo y pueda
llegar al cerebro. Hay principios psicológicos detrás de esto, como el del
umbral de percepción y la ley de los 7 a 12 impactos que quizás luego podamos
explicitar.
Y les
comparto la conclusión de Amitabh Ray, que suscrito y hago mía, porque así
mismo pienso:
“Se
necesitaría volver a capacitar a millones de personas para hacer frente al
cambio, mientras que los gobiernos tendrían que proporcionar "redes de
seguridad más sólidas" para los trabajadores desplazados.”
La prelectura, el medio para calificar el valor de la información
para nuestra meta de aprendizaje.
Ponerse a
leer sin previamente haber realizado una prelectura del material es ser un
lector empírico e ineficiente.
La
calidad de la información se mide según la Matriz de Relevancia de la
Información que compartimos en el artículo anterior y que volvemos a
compartir.
Imaginen
que leen un libro y la información clave, importante, más que eso: vital, un
parteaguas profesional, está en la página 103 de un libro.
¿Me va a
decir usted que leerá 102 páginas soporíferas y aburridoras con la disciplina
para llegar a esa extraordinaria página 103 que cambiará su vida? No lo hará.
Arrojará el libro y tomará otro.
¿Por qué
lo hizo? Porque ignora dónde está la información relevante. ¿Y por qué lo
ignora? Porque no hizo la prelectura del mismo.
¿No tiene
usted muchísimos libros que empezó y no continuó, que reposan en un estante
para ese algún día que nunca llega?
Un lector
eficiente el segundo paso que realiza, luego de definir sus objetivos de
aprendizaje, activar su fondo de conocimientos pasivos y elaborar su mapa
mental, es realizar la prelectura de cualquier material documental: artículo,
libro, folleto, etc., y codificarlo en colores, algo que vamos a enseñar a
hacer en este artículo.
Eso
eficientiza su trabajo intelectual como lector. Lo optimiza. Y evita el
desperdicio del esfuerzo y el tiempo en páginas irrelevantes.
¿En qué consiste la prelectura?
El Centro
virtual Cervantes la explica así:
“La
prelectura es la preparación que un lector lleva a cabo antes de empezar a leer
un texto detalladamente. Gracias a ella puede obtener más provecho de la
información que el texto le ofrece y asimismo ve facilitada su comprensión del
mismo.”
Muchos
textos hablan de la prelectura, pero no enseñan a realizarla. Vamos a llenar
esa laguna, porque saber, es saber hacer. No se trata de hablar y entender lo
que es la prelectura, sino de saberla ejecutar. Y eso lo vamos a aprender
ahora. ¿Listos?
1.
Lea el título del libro que, por cierto, es
el mayor resumen de un libro.
2.
Lea el subtítulo, que suele amplificar el
área que cubre el libro y a quién se dirige.
3.
Lea el nombre del autor.
4.
Si la solapa y la contrasolapa
tienen información sobre el libro y el autor (y si la poseen, porque hay muchos
libros que no), léalas.
5.
Lea la contraportada, que suele ser una
síntesis del contenido del libro así como una minibío del autor.
6.
Pase a la contraportadilla (donde se
consigna el año de primera edición). En temas científicos y tecnológicos indica
la actualidad de esa información. Vivimos tiempos acelerados y mucha información
se vuelve obsoleta rápidamente.
7.
Lea el índice o contenido: permite entender
la estructura del libro y los temas que trata.
8.
Pase a leer los tres primeros párrafos de la introducción
y los tres últimos párrafos.
Ahora pasemos a trabajar los distintos
capítulos. Ahí seguimos un procedimiento que explicamos en el acápite 9.
9.
Lea el título, el primer párrafo,
los distintos subtítulos, el último párrafo de cada capítulo.
10. Mientras
está preleyendo ese capítulo, también lea las palabras en negritas, en cursiva,
en mayúsculas, palabras y frases subrayadas y todo lo que esté
presentado distinto al texto predominante. Es la lectura por cambio de
impresión. También citas, pies de foto, diagramas, etc.,
que estén en el capítulo para tener una idea de lo que trata.
11.
Haga todo esto hasta el último capítulo.
12. En la Conclusión,
lea los tres primeros párrafos y los tres últimos párrafos.
Si sigue
estas pautas, habrá hecho una excelente prelectura de un libro. Si el libro es
de unas 250 páginas, eso le tomará unos 15 minutos máximo. Y, aunque no lo
crea, se habrá apropiado de más de un 60% de la información disponible en ese
libro. Sabe de qué habla el autor. Qué dice. Dónde está la parte que le
interesa y dónde no. Ha adquirido un dominio sobre el libro.
Eso es
formidable.
Casi es
un experto en el libro. Pruébelo. Hágalo.
Pase a la
práctica.
Hasta que
no lo hagas varias veces no sabes hacerlo.
Pierda la
mala costumbre de leer y creer que entiende y sabe, porque saber es saber hacer
y solo se alcanza con la práctica repetida y mejorada.
Esto no es
para presumir y alardear de que se entiende, sino para ejecutar y aplicar y
beneficiarse, porque es lo que lo apartará de la masa de lectores empíricos e
ineficientes y lo volverá un lector eficiente, una máquina de aprender de forma
acelerada.
Pondrá su
cerebro a volar.
Cómo ir haciendo la codificación en colores
Mientras
va realizando la prelectura, es conveniente que tenga a mano pestañitas
adhesivas de colores. Cuatro colores distintos son indispensables. Y puede
añadir un quinto para fines particulares.
Veamos
esos cinco colores. Yo haré una recomendación, pero cada quien puede adaptarlo
y personalizarlo según sus preferencias. Todos conectan con la Matriz de
Relevancia de la Información que compartimos.
Rojo:
Relevante y No Conocida (la más importante)
Azul:
Revelante y Conocida (importante)
Amarilla:
Superrelevante
Morada: No
relevante y conocida
Verde: No
relevante y no conocida
Ahora
bien, según voy haciendo la prelectura del libro y viendo por encima el
material que contiene, voy colocándole una pestañita de acuerdo a mi valoración
de la calidad de esa información en una de esas cinco categorías.
Al final
del proceso, no solo tengo una idea general muy certera y completa del
contenido del libro, las áreas que cubre y su importancia o pertinencia para
mis propósitos de aprendizaje, sino que también sé en qué páginas y zonas
específicas está la información relevante y cuáles puedo ojear deprisa porque
no contienen información útil para mis propósitos.
Eso optimiza
mi tiempo de lectura porque puedo concentrarme en donde está el filete y saltar
donde solo hay piltrafa informativa (acorde a mis propósitos).
Ahora
bien, sé qué tipo de información está en esas partes.
Si mañana,
ese tema pasa a ser de mi interés o si es del interés de alguien, puedo
recomendarle no solo el libro, sino qué áreas específicas a leer de él.
Los libros técnicos, profesionales, académicos y de formación no
tienen que ser leídos completos
Un libro
profesional no es una novela, no es ficción.
Las
novelas se leen completas, porque en uno de mis géneros favoritos, el thriller,
sé que lo que leo es una invención del autor.
Ahora
mismo, por ejemplo, estoy terminando de leer Mr. Mercedes, un thriller
formidable del gran Stephen King, un maestro de maestros en la novela,
recomendable para poder leer su más reciente novela, Holly, ya que allí
aparece Holly por primera vez en el universo King.
Es un
disparate hacerle prelectura a Mr. Mercedes.
Ahora
bien, si estoy buscando información sobre un tema de mi interés, pongo por caso
en cuanto a mí, el secuestro y posterior asesinato del exiliado vasco Jesús de
Galíndez perpetrado por la CIA y los hermanos Dulles en particular, en
contubernio con el tirano Rafael L. Trujillo en 1956, voy a las partes de los
libros que tienen información útil para mí, no tengo que leer el libro completo.
Y ahí la
prelectura me evitaría perder tiempo en información inútil (para mis fines y
propósitos, claro).
También
hay que calificar la calidad de la información.
Conectarla
y relacionarla con la que ya tenemos.
Contrastarla
contra otras fuentes y testimonios.
Verificar
hasta donde sea posible su idoneidad.
Acopiar
la información es una tarea que puede llegar a ser ardua, sobre todo en un país
pobre y perisférico, como el nuestro, sin muchas bibliotecas, sin muchas
fuentes asequibles, y donde muchos libros y materiales documentales reposan en
bibliotecas y archivos privados, no abiertos al público, o no se encuentran
disponibles en el país.
Por
fortuna, y eso envidio enormemente por lo tardío para mí que aparecieron, la
Internet y Google son dos aliados formidables. Y no digamos Amazon y, sobre
todo, el recurso que más aprecio, valoro y disfruto: Z-Library, esa impresionante
biblioteca virtual que está en la mira de todos los que quieren mantener el
oscurantismo vigente.
La
lectura técnica, profesional, académica y de formación responde a propósitos y
metas predefinidas y se somete a esas metas y propósitos.
Si en un
libro hay otros temas que nos interesan, los anotamos para una lectura
posterior. En el momento, lo que cuenta es que lo que estamos leyendo se
corresponda con nuestras necesidades de información definidas en nuestro mapa
mental (que podría, por lo que leemos, expandirse con nuevas ramas subordinadas
de subtemas).
Luego de
que hemos codificado en colores los libros y documentos, conviene entender que
vamos a modular la lectura a distintos ritmos. Y eso nos lleva a lo que es la
lectura eficiente que algunos llaman lectura rápida.
Dediquemos
a ella el próximo artículo.
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