DE LA COMPRENSIÓN A LA ASIMILACIÓN DE LO LEÍDO
Por Aquiles Julián
Presidente
del Centro PEN RD Internacional
Si
procedimos, según lo recomendamos, a aplicar los principales pasos de la
comprensión, hemos capturado la información que el autor nos quiso transmitir
visualizándola, familiarizándonos con el tema, los conceptos, etc., y
haciéndole al texto las preguntas correspondientes. Incluso podemos haberla
traducido o convertido a otras formas de expresión: imágenes, video, pieza
dramática, etc.
Ahora,
procedamos al siguiente paso: asimilarla.
¿En qué consiste asimilar una información?
La asimilación
es la integración de la información que previamente entendimos a nuestro bagaje,
nuestro fondo de conocimiento sobre el asunto o tema.
Normalmente,
al leer, partimos de un X nivel de conocimiento previo, que puede ir desde el
más elemental, tener una idea del tema, al más complejo y completo, ser un
especialista en el tema (véase https://acento.com.do/cultura/la-funcion-de-la-escuela-y-el-maestro-es-detectar-y-nutrir-los-talentos-dones-y-vocaciones-del-estudiante-9332904.html)
Ese
conocimiento base lo activamos cuando hicimos el ejercicio sobre el
conocimiento pasivo y cuando hicimos el mapa mental (véase https://acento.com.do/cultura/como-movernos-de-las-metas-de-aprendizaje-al-aprendizaje-9333773.html
).
Ahora,
vamos a enriquecer nuestro mapa mental y de su enriquecimiento surgirán áreas
débiles a fortalecer o nuevas ramas de información a investigar con respecto al
tema.
Aquí, por
cierto, recomiendo que, además de un mapa físico, siempre útil, porque al
escribir activamos áreas corticales claves del cerebro (siempre escribimos con
el cerebro, porque nuestras manos son una prolongación nerviosa de nuestro
cerebro y hay zonas específicas del cerebro que mueven nuestras manos y, al
mover nuestras manos, igualmente las activamos), podemos por igual tener un
mapa mental digital. Podemos emplear un software gratuito de mapa mental que es
muy útil como Free Mind, descargable.
Ese mapa
mental resume (y esa es la palabra clave: resume) la información útil que
poseemos sobre el tema y lo iremos enriqueciendo libro tras libro, documento
tras documento, video tras video, hasta el grado en que queramos ser
conocedores o expertos en el tema.
Entender no significa estar de acuerdo o endosar
Un elemento
importante a recalcar, es que el yo entender un punto de vista o una conclusión
en nada significa que yo esté de acuerdo con ese punto de vista o conclusión.
Las
personas egocéntricas o que no pueden separarse de las opiniones que emiten,
suelen expresar frente a las objeciones que se les hacen a sus puntos de vista:
“Es que tú no me entiendes o tú no entiendes”.
Eso puede
ser real. Muchas veces nuestros sesgos cognitivos no nos permiten entender lo
que el otro dice y lo sustituimos por lo que nos gustaría o imaginamos que
diga.
En ese
sentido, debemos estar prevenidos y conscientes de que existen sesgos
cognitivos y mantenernos alertas para que no nos impidan entender y conocer el
punto de vista del otro.
En muchos
otros casos, el interlocutor está tan convencido de que es dueño de la razón y “la
verdad”, que cualquier discrepancia la puede tildar de que “no se le
entiende”, cuando no de que hay mala fe y hasta confabulación.
Un signo
de ignorancia, cuando no de fanatismo, es la pasión por tener la razón o ser
propietario en exclusiva de la verdad.
De ahí a
incurrir en acciones horrendas hay un paso leve y todos los Torquemada del
mundo suelen darlo sin remordimiento de conciencia.
En
realidad, toda opinión, todo juicio, toda verdad y toda razón es provisional,
transitoria y limitada.
Y toda
opinión ajena, incluyendo la que nos cuestiona, contradice o refuta, nos
amplía, expande, enriquece y engrandece, porque nos permite ver el mismo tema o
asunto a través de otros ojos, otras experiencias, otros conocimientos y otras
inteligencias.
Nos hace
mejores conocedores del asunto.
Los cinco grados de acuerdo con un punto de vista
Así que,
frente a un tema, asunto, opinión o enfoque, tenemos cinco grados distintos de
relación y conviene que los exploremos y entendamos, para que seamos lo suficientemente
sensatos como para no negar la proporción de error en el criterio que
profesamos ni la proporción de verdad o acierto en el criterio que rechazamos.
Ningún
error conviene y ninguna porción de verdad es inteligente negarla.
Como todo
lo que leemos proviene de la elaboración de otra u otras personas (en las obras
en colaboración), frente a lo que leemos tenemos cinco posiciones o grados de
acuerdo:
1.
Totalmente de acuerdo
2.
Mayormente de acuerdo
3.
Medianamente de acuerdo
4.
Mayormente en desacuerdo
5.
Totalmente en desacuerdo.
Posiblemente,
en casi todo lo que llegue a nuestras manos, nuestras opciones se desplazarán
del 2 al 4, ya que es muy difícil estar Totalmente de Acuerdo o Totalmente
en Desacuerdo con un punto de vista. Ese es, por lo menos, mi caso.
Al
evaluar nuestro grado de conformidad con lo que leemos estamos ejercitando el
criterio propio. Al ser flexible y entender que ese grado de conformidad o
acuerdo es provisional, en función de los conocimientos que poseemos en el momento,
nuestras experiencias del momento y nuestra forma de pensar del momento, no nos
sentiremos obligados a defender contra viento y marea una opinión, criterio o
preferencia cuando nuevos enfoques, datos, conocimientos y experiencias nos
demuestran las limitaciones, fallas y deficiencias de nuestro enfoque hasta ese
momento.
De hecho,
todo el que disiente, discrepa, corrige, desmonta o refuta nuestro punto de
vista nos hace un valiosísimo aporte para analizar y poner en cuestión nuestros
supuestos y reconsiderarlos.
Eso no
significa que tenga razón. Puede que no. Pero la tenga o no, el estimularnos a repensar
y reconsiderar nuestras creencias y opiniones es de un valor extremo, ya que,
recordemos, no somos dueños de ninguna verdad ni de ninguna razón.
Y nuestras
creencias, juicios, preferencias pueden ser mejorables, enriquecerse,
aproximarse más a esa elusiva dama que es “la verdad”, a la que toda
opinión, juicio o creencia busca acercarse en el camino hacia el saber.
En los
extremismos anidan los fanatismos que tanto daño han hecho y tanto han
retrasado el ascenso hacia una sociedad civilizada, algo que todavía no hemos
alcanzado y para la que todavía nos falta muchísimo camino por recorrer.
La asimilación es incorporar la nueva información a nuestro
acervo
Es importante
discernir el valor, la idoneidad y utilidad de esa nueva información y ver cómo
ella encaja, cómo amplía y enriquece, el fondo de conocimiento que ya poseíamos
sobre el tema.
No se
trata de asumir acríticamente, sin evaluación previa, toda nueva información y
tampoco llenarnos de cháchara, palabrería inútil y garrulería. Toda nueva
información, cuando la asimilamos, nos conviene verificar que posea valor,
utilidad, que nos enriqueza, amplíe, profundice y eleve el conocimiento que
tenemos, lo dimensione y nos haga un mayor conocedor del asunto.
Además,
al asimilar la nueva información, no solo llenamos lagunas e insuficiencias
detectadas con antelación y satisfechas con la lectura que hicimos, también
encontramos que se nos revelan nuevas áreas a investigar, vertientes
desconocidas, relaciones impensadas, nuevas preguntas que nos conducen a nuevas
metas de aprendizaje.
Porque
nunca terminamos de aprender.
Solo
nosotros podemos establecer un límite a nuestro saber en esa disciplina o campo
específico.
El valor del mapa mental para la asimilación
¿Recuerdan
que el primer paso, junto a activar el conocimiento pasivo, era también
elaborar un mapa mental?
El mapa
mental es una herramienta valiosísima para la asimilación y para otros pasos
subsiguientes del aprendizaje, como veremos en su momento.
Ya escribimos
sobre Tony Buzan y los mapas mentales, y hay mucha información en línea útil y
valiosa.
Ese mapa
mental maestro, que vamos ampliando y enriqueciendo, puede también ser la base
de otros mapas mentales subsidiarios, dependientes, pues cada una de sus ramas
o áreas temáticas puede ser en sí misma un mapa mental subordinado.
El valor
del mapa mental es que nos permite organizar la información de manera sintetizada
y visual, combinando no solo palabras, sino también colores, formas, dibujos,
incluso fotos y cualquier otro recurso que nos sea útil, estimulando su
entendimiento y recordación.
Al
conectar la nueva información con la ya existente, relacionarla, vincularla,
estamos cumpliendo el propósito de este paso: la asimilación.
Y aunque
creamos que es una labor externa el hacer el mapa mental, este funciona como
una expresión física y externa de otra expresión física, pero interna: la conexión
neural en rutas neuronales donde ese conocimiento está contenido y que
podríamos activar para recuperarlo.
No
hacemos un mapa mental sobre un papel o una pantalla: cuando lo hacemos, en
realidad lo estamos produciendo y grabando en nuestro cerebro.
Las cuatro bases del aprendizaje, según Dehaene
Ya hemos
mencionado anteriormente al neurocientífico cognitivo francés Stanislas Dehaene,
cuyas investigaciones sobre la lectura y el aprendizaje son aportes extraordinarios
para mejorar las técnicas y estrategias educativas.
Uno de
sus libros, del 2019, es Apprendre! Les talents du cerveau, le défi des
machines, que en español la editorial Siglo XXI tradujo y publicó con el
título ¿Cómo aprendemos? Y su subtítulo resultado esclarecedor en más de
un sentido: Los cuatro pilares con
los que la educación puede potenciar los talentos de nuestro cerebro.
Dentro de
sus grandes aportes en ese libro, Dehaene describe esos cuatro pilares del
aprendizaje, y estos son:
1.
La atención enfocada en lo que nos
interesa aprender
2.
El compromiso activo de quien
aprende con su aprendizaje
3.
Ver el error como algo productivo,
retroalimentación útil, y garantizar un buen feedback para incrementar el
aprendizaje
4.
Consolidar mediante el sueño los
aprendizajes alcanzados.
Estos
cuatro principios son útiles.
Nuestra
atención, que está bajo nuestra responsabilidad y control, se guía por lo que
nos interesa, atrae y apasiona.
La
gratificación que nos produce aprender sobre lo que nos gusta, divierte,
interesa y apasiona genera un compromiso activo con el aprendizaje.
Entendemos
que lograr destreza, dominio, habilidad y maestría se basa en la repetición
mejorada. Es infantil y fatuo querer hacer las cosas bien a la primera. Más
bien, empecémosla haciendo mal o pésimo, ese es el mejor de todos los puntos de
arranque, y a partir de ahí, aprendiendo de nuestros errores, mejoremos de
manera continua.
Y usemos
el descanso y el sueño para consolidar nuestro aprendizaje.
Y ahora, hablando
del punto 3, aprendamos y apliquemos el modelo TOTE o POPS
El modelo TOTE o POPS
Lo que
cuenta de una información y un conocimiento es su valor práctico, cómo nos
permite mejorar el desempeño y las decisiones, ser más eficientes, más
productivos, su utilidad.
Cuando
leemos obtenemos información. Esa información puede ser uno de esos siete
tesoros a encontrar en un libro:
Conceptos
Teorías
Procedimientos
Datos
Ejemplos
e historias de apoyo
Creencias
y opiniones.
Cuadros y
esquemas.
Aquí me
quedo en los procedimientos, el cómo hacer algo.
Mi formación
en Programación Neurolingüística, PNL, a la que tanto debo, me puso en contacto
con el modelo TOTE o, en español, POPS.
Ese
modelo parte de uno de los principios de la PNL: No existe fracaso, sino
retroalimentación.
El POPS o
TOTE en inglés, consiste en un modelo básico de conducta formulado por K.
Pribram, G. Miller y E. Galater (1960), para analizar las unidades de
comportamiento que se caracteriza por añadir feedback y resultado a lo que
originalmente era un modelo conductista de estímulo respuesta.
Así: P o
T correspondiente a Propuesta de Acción o Hipótesis. O corresponde a Operación, Puesta en Acción.
P o T, corresponde a una nueva propuesta de acción basada en el resultado
obtenido, corregida y mejorada por la experiencia lograda y S o E corresponde a
salida o culminación satisfactoria.
¿Cuál es
la utilidad de este modelo?
Si me
propongo lograr una meta concreta, parquear un vehículo de reversa, por
ejemplo. Esa meta corresponde a la P o T inicial (P de prueba y T de test, la
primera en español, la segunda en inglés).
Ahora
bien, hago mis suposiciones, leo, escucho sugerencias, sigo las guías de un
instructor, etc., y paso a la acción, que es la Operación.
Hacerlo
me producirá unos resultados, un acercamiento a lo que me propuse, que puede ir
desde radicalmente mal hecho a parcialmente mal hecho, mayormente bien hecho y
perfectamente hecho.
Pongamos
que quedé muy mal hecho.
Eso no es
un fracaso, eso fue simplemente un resultado de errores de apreciación, de
torpezas de conducción, de saltarme indicadores, etc. No es maltratarme y
considerarme “bruto”, sino aprender y corregir, ir mejorando paulatinamente con
la práctica repetida lo que procede.
Así que,
a partir del resultado, establezco la nueva prueba y voy ajustando, puliendo,
perfeccionando y afinando mi reversa hasta lograr hacerla perfectamente.
Y solo
entonces voy al último paso S o E (salida o exit).
Aplicar
el modelo TOTE o POPS nos quita de encima, a menos que tengamos vocación de
autoflagelación, de victimizarnos y autolacerarnos con palabras y expresiones
desconsideradas y ofensivas hacia nosotros mismos (algo que muchos padecen y de
lo que no se dan cuenta), el sentirnos mal por el resultado.
Un
resultado siempre es un premio, aunque no sea el que esperamos. Nos informa sobre
la calidad, oportunidad, validez, conveniencia o preparación de una acción
realizada y nos provee de aprendizajes.
Usemos
esos resultados para mejorar, pulir, afianzar, afinar y perfeccionar nuestra
acción, porque lograr un resultado es el auténtico aprendizaje y siempre es
experiencial.
De hecho,
solo cuando nos estamos equivocando, estamos aprendiendo.
Cuando
hacemos una acción correctamente simplemente estamos repitiendo un aprendizaje
ya hecho.
Nuestras
escuelas deben empezar a premiar y reconocer a quienes se equivocan, porque se
atreven, lo intentan. Ese es el mayor de todos los méritos.
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