LAS CLAVES DE LA COMPRENSIÓN LECTORA
Por Aquiles Julián
Presidente
del Centro PEN RD Internacional
Leer es
más que entender, pero sin entender nunca leímos, porque solo quien entiende,
leyó.
Quien no
entendió, miró las páginas, no leyó.
Son dos acciones
distintas.
Puedo
mirar una página escrita en ruso, en chino, en turco o en árabe y no entender,
porque no soy capaz de leer en esos idiomas (salvo que ahora, con Google
Translator, sí puedo leerlas con un altísimo nivel de precisión. Los
beneficios de vivir en esta época son impresionantes).
Puedo
mirarla, pero no puedo leerla.
Lo triste
es que haya una mayoría de personas en República Dominicana (y por igual en
Estados Unidos y otros países), ineptas para la lectura, que miran las páginas,
pero no entienden lo que en ella está escrito.
Es el
analfabetismo funcional que campea y destruye nuestras posibilidades de
progreso.
En en las
palabras que dan inicio al libro The new science of learning la
prologuista Jeannie H. Loeb, expresa que sus autores, Terry Doyle y Todd
Zakrajsek, consideran que: “La educación superior es extraña porque
normalmente no enseñamos a los profesores cómo enseñar, a los estudiantes cómo
aprender ni a los administradores cómo liderar.
"Como resultado, no pocos estudiantes terminan utilizando métodos
que son ineficaces o incluso un impedimento para el aprendizaje.”
Eso
exactamente fue lo que planteamos en el primer artículo de esta serie: Cuál es
la mayor falencia de nuestra educación (véase https://acento.com.do/amp/cultura/cual-es-la-mayor-falencia-de-nuestra-educacion-9328059.html )
Ya
trabajamos cómo acelerar la velocidad de lectura, pasemos a trabajar cómo
podemos entender lo que leemos.
Familiaridad con el tema y con los conceptos claves del asunto.
Todos los
temas, disciplinas y asuntos poseen palabras claves, conceptos, que nos
permiten pensarlo y un campo de interés delimitado.
El primer
paso para entender es familiarizarnos con los conceptos, el campo de interés y
las referencias básicas del tema.
¿Recuerdan
cuál es el primer nivel de conocimiento que existe? ¡Tener una idea del tema!
Por
igual, el texto (libro, documento, folleto, artículo, etc.) a leer debe estar
acorde a nuestro grado de información.
Si
tenemos apenas una idea del tema es impropio enfrascarnos en la lectura de un
texto concebido para especialistas en el tema, porque el autor tiene como
supuesto un nivel alto de formación e información previa en sus lectores.
Aquí, si
cometemos el error de exponernos a un nivel textual complejo y especializado,
no entendemos simplemente porque, con respecto a ese tema, somos analfabetos,
nos faltan las bases para entenderlo.
Igual, es
importante que tengamos un repertorio verbal general apropiado, pues es clave
para leer lo que sea.
Cómo podemos crear familiarización con un tema
Un
procedimiento siempre útil es exponernos una y otra vez a la información, hasta
que se vaya haciendo familiar a nuestra vista y nos habituemos a los conceptos
y temas.
Podemos
leer artículos sobre el tema.
Podemos
leer libros introductorios que nos acercan a los conceptos, teorías,
formulaciones, historia, personalidades, procedimientos y áreas de interés y
aplicaciones del asunto.
En suma,
podemos construir una familiarización acelerada al tema.
Buscar
qué significan los conceptos que se usan.
Leer un
poco sobre la historia del asunto: cuándo comenzó, dónde, quiénes iniciaron,
hitos principales, impacto social, etc.
Aquí
procede que hagamos preguntas, que espoliemos nuestra curiosidad.
Recuerda:
las preguntas activan el cerebro.
Convertir la información en imágenes es clave para entender.
Este es
el segundo recurso, después de la familiarización con el tema.
Las
imágenes mentales son fundamentales para entender, porque el cerebro piensa en
imágenes.
Y como
explicamos en un artículo anterior, convertir el texto en imagen cierra el
ciclo de comunicación, ya que, al comienzo, el escritor parte de una imagen en
su mente y convierte esa imagen en texto. El lector entra en contacto con el
texto, y para cerrar el ciclo, reconvierte el texto de nuevo a imagen, para
entenderlo.
La
comprensión, entonces, conlleva el siguiente ciclo:
Imagen Palabras Página Palabras Imagen
La
conversión de palabras en imágenes es clave no solo para entender un texto,
sino que es esencial para leer narrativa o poemas.
El error de querer recordar palabras y no imágenes
Precisamente,
el querer quedarse en el ámbito de las palabras es la causa de una serie de
errores.
Pongamos
la siguiente frase en inglés: The cat is on the table.
Usted y
cualquier otra persona puede ver las palabras, leerlas. Incluso puede aprender
a pronunciarlas y no saben qué dice porque requieren formar en su mente la
imagen que la frase comunica, para entenderla.
La
comprensión proviene de entender la imagen que el autor tuvo en mente al
escribir la frase, reconvirtiendo la frase en imagen al leer.
Además,
las palabras se asocian a la memoria de trabajo, o memoria de corto plazo,
mientras que las imágenes se asocian a la memoria de largo plazo.
Recordamos
más fácilmente imágenes que palabras.
Y una
imagen puede ser dicha, convertida en palabras, de muchas maneras distintas.
Mi amigo,
el poeta, narrador y psicólogo César Augusto Zapata, me compartió un comentario
sobre el lastre memorístico en nuestra educación, que se expresa en ese
parloteo repetitivo que son “las botellas”, simple cháchara en que se repite de
memoria una información que posiblemente no se entienda.
¿A qué se
debe este vicio?
Primero,
a que no se entiende cuál es la misión y el propósito de la educación, que es
formar una competencia, un saber hacer, en el alumno.
Segundo,
a que se confunde repetir con saber.
Tercero,
a que se equipara información a conocimiento, cuando la información apenas
puede alcanzar el estadio de una idea aproximada sobre algo, mientras que el
conocimiento requiere un aprendizaje experiencial, un saber hacer, algo que se
conoce porque se ha ejecutado y hecho no una, sino varias veces.
Cuarto,
porque lamentablemente se ha puesto el enfoque en lo formal, en burocratismos,
en llenar formularios y cumplir requerimientos, y no se quitado de lo que
realmente cuenta: la formación real y válida de los estudiantes.
Quinto,
por un tendencia escolástica y verbalista de nuestra educación, en que se
imparten materias en el aire, por ejemplo: química, sin laboratorio ni
experimentación; física, sin laboratorio, etc., ya que nuestras escuelas
carecen de laboratorios, de biblioteca y demás recursos. Simplemente se
memoriza información y con que la repitan basta.
Aprender a preguntar para que el autor nos responda
Un tercer
recurso clave en la comprensión (luego hablaremos del paso tres: la
asimilación), es hacerle preguntas al texto que leemos.
Recordemos:
el cerebro se activa con preguntas y el mayor indicador de inteligencia es la
curiosidad.
Hay
preguntas básicas que nos conviene hacerle a un texto mientras lo leemos. Y
habrá otras que surgirán de la misma lectura.
Algunas
de esas preguntas, también, provendrán de las áreas a llenar de nuestro mapa
mental que hicimos previo a la lectura y de la activación del conocimiento
pasivo que también hicimos previo a la lectura.
El asunto
es que tendremos una batería de preguntas que el texto debe respondernos y
otras que nos surgirán de la lectura del mismo texto.
Veamos
algunas de esas preguntas:
1.
¿De qué está hablando el autor, cuál es el tema?
2.
¿Qué dice sobre ese tema el autor?
3.
¿En qué datos o juicios fundamenta lo que dice?
4.
¿Qué propone el autor?
5.
¿Con qué propósito el autor expresa lo que nos
comunica?
6.
¿Qué sentimos que el autor no trata o sobre qué no
abunda?
7.
¿A qué conclusiones llega el autor?
8.
¿Qué nos recomienda?
9.
¿Qué tan juiciosas y certeras nos parecen sus
conclusiones?
10. ¿En qué
grado estamos o no de acuerdo con el autor?
11.
¿Qué impacto tiene este tema en la sociedad?
12. ¿Qué
impacto tiene este tema directo o indirecto en mi vida?
Situemos el tema y el juicio del autor en su contexto temporal
Ahora, vamos
al cuarto recurso: también conviene que, para entender mejor lo que leemos,
situemos el juicio del autor y el tema en el contexto espacio temporal en que
se emitió.
¿En qué fecha,
en qué circunstancias, en qué lugar el autor escribió lo que leímos?
Toda
opinión, todo texto, es histórico.
Y puede
haber nuevos descubrimientos, avances, aportes, que corroboren, modifiquen,
enriquezcan o desmientan lo que leímos.
El mismo
autor puede haber cambiado de opinión, no que es un derecho legítimo.
Entender
lo que leemos también es entender que el texto corresponde a un momento del
saber, de la vida y de las opiniones del autor, que nunca es definitivo, sobre
todo cuando vivimos este tiempo de lo que Amitabh Ray llamó el conocimiento
líquido.
Todo
conocimiento es provisional, y nunca como hoy esa es una verdad tan
irrebatible.
Estamos
en la antesala de saltos disruptivos en el conocimiento, en la ciencia y en la
tecnología, que echarán por tierra muchísimos supuestos sobre los que nos
movimos y que serán reemplazados por otros más eficientes y avanzados, que a su
vez serán posteriormente cuestionados, desafiados y descartados por mejores
supuestos. Así funciona la ciencia. Y también la vida.
Otros pasos útiles para la comprensión
Un quinto
paso útil para la comprensión es la conversión de la información en otras
formas de exponerla.
¿Podemos
convertirla en una imagen o serie de imágenes?
¿Podemos
dramatizarla como si fuese una obra de teatro?
¿Podemos
hacer un video explicativo?
¿Podemos
trabajarla en una serie de fotografías?
Este
trabajo de conversión implica entender la información y ser capaz de
manipularla para adaptarla a distintas formas de expresarla.
Al
implicar la parte creativa y lúdica, este es un recurso de alta implicación en
que los alumnos pondrán a prueba sus talentos y podrán internalizar la
información al poner en juego áreas muy gratificantes para ellos.
Una sexta
manera de estimular la comprensión tiene
que ver con el aprendizaje colaborativo (en grupo), los debates y
argumentaciones y las exposiciones y demostraciones en que los alumnos se
convierten en profesores que enseñan una parte del tema.
Estas no
son las únicas, pero sí las principales estrategias de impulsar la comprensión.
Y al aplicarla, nos preparamos para el siguiente paso: la asimilación de la
información y su integración dentro de nuestro capital de conocimiento, nuestro
fondo, nuestro bagaje.
Y de eso
trataremos en el próximo artículo.
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